Aunque hace más de un año publiqué una entrada sobre este libro tan especial, hoy vuelvo hacerlo como muestra de la cantidad de cosas que se pueden trabajar a partir de su lectura.
El viernes coincidiendo con el día de la Paz, decidí volver a contar a mis peques este cuento. De este modo, a la vez que tratamos el tema de los animales (Centro de Interés de este Proyecto), también pudimos hablar de lo importante de ayudarnos unos a otros y ver cómo cosas que parecen imposibles de conseguir de forma individual se vuelven fáciles si aunamos esfuerzos y trabajamos de forma cooperativa.
Además el final del cuento nos llevó a un momento muy divertido, ya que cuando los animales pudieron probar un trocito de luna, a cada uno de ellos les supo exactamente a aquello que más gustaba, así que yo les planteé a ellos la siguiente pregunta: ¿a qué te sabría a ti la luna si pudieras probar un pedacito?.
Estas fueron las respuestas:
A Zara le sabría a Macarrones, a Clara a Uvas y Adrián a picadillo con patatas.
Nacho dijo que su trocito de luna sabría a helado, a Héctor a jamón y a Jana a picadillo.
Por su parte, Nuria dijo que a ella le sabría a patatas con arroz, a Alejandra a queso picón y a Nel a chorizo.
A Carlota a lo que le sabría es a sopa de estrellitas y a Diego a chocolate.
Y como es lógico, ellos también querían saber a qué sabría mi pedacito de luna y yo les contesté que a la tortilla de patata de mamá.
Compartimos un momento muy tierno y divertido pero además a partir de aquí comenzamos a hacer varias actividades.
Primero hicimos una ficha individual donde aparecen los animales del cuento y debíamos colocar a cada uno el número ordinal que le correspondía en función de cómo fueron apareciendo en el cuento. Luego los coloreamos y escribimos sus nombres por detrás.
Y después decoramos nuestra puerta como una de las hojas finales del libro (la foto que aparece al comienzo).
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