Por fin llegó el esperado día de la excursión al Zoo de Santillana del Mar y así de bien nos recibieron
En torno a las 10:30 de la mañana llegamos a nuestro destino después de un viaje en el que nuestros peques se portaron como si fueran adultos ¡Nunca dejan de sorprendernos!
Previamente, habíamos contratado la participación en un taller de zoología que comenzaría a las 12 así que antes, en busca de los baños, ya fuimos haciendo el recorrido por algunas zonas; vimos al lobo, a los osos, a renos, buitres, búfalos... vamos un buen anticipo de lo mucho que nos quedaba por ver.
¡Qué valientes estos niños y niñas que posan así de tranquilos delante de estos animales tan grandes!
Después del descanso para ir al baño y de tomar el aperitivo de media mañana, seguimos nuestra interesante visita en dirección al taller. En este nuevo tramo, vimos gamos, nutrias, cárabos, búhos, lechuzas y ¡menuda sorpresa! ¡un lince subido en un árbol! estaba allí tan tranquilo y camuflado que casi pasmos de largo sin verlo.
Justo antes de llegar al lugar donde nos esperaban los monitores, pasamos por una de las zonas más atractivas para los peques y para los no tan peques; la zona de los primates. Allí estaba, para mi, uno de los protagonistas del zoo, Budi, un simpático Orangután de Sumatra.
Después, a la hora acordada y justo cuando comenzaba a caer un chaparrón, entramos al taller de zoología. Allí nuestros peques se sentaron en grupos y se mantuvieron atentos a las explicaciones que los monitores les fueron dando sobre características fundamentales de aves y reptiles.
Comenzaron la actividad manipulando caracoles y coloreando un dibujo de un caracol.
También tuvieron entre sus manos huevos de avestruz, algo que les gustó mucho después de todo lo que habíamos trabajado en clase sobre estos animales.
No os podéis imaginar cuántas cosas demostraron saber nuestros peques sobre el mundo animal, nos dejaron a todos con la boca abierta.
Para terminar llegó la peor parte para mi, las serpientes, casi me da algo cuando veo que las van a sacar de las cajas y lo que menos me imaginaba fue la naturalidad con la que la mayoría de niños y niñas las tocaban y cogían.
¡Madre mía!, ¡qué miedo pasé!, menos mal que tuve un grupito de mis chicas que no me abandonaron ni un momento para que no tuviera miedo.
Al ir mirando las fotos que hice me acabo de dar cuenta que las únicas que tenía de Diego y Nel, están muy borrosas y me da mucha pena no poder poner alguna en las que se les vea más a ellos, pero si entre las cámaras de mis compañeras hay alguna, las añadiré más adelante.
La visita dio mucho más de sí y quedan muchas cosas por contar, pero creo que por hoy ya estuvo bien.
¡A DESCANSAR!